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Origen y características de un loft.

Aunque hoy ya no es un término que nos impresione tanto, hubo un tiempo en el que residir en un loft era lo más cool, sofisticado y vanguardista a lo que se podía aspirar.

Tal fue el furor por este formato de vivienda que las agencias inmobiliarias las publicitaban como reclamo y máximo exponente de los nuevos hogares modernos y elitistas.

Y quizás por eso se generó mucho humo en torno a este término, haciendo pasar por lofts muchas viviendas que realmente no lo eran. Como la confusión parece que sigue vigente, hoy te contamos qué es un loft y cuáles son sus características.

El origen del loft

Si buscamos este término en el diccionario de la Real Academia Española no lo vamos a encontrar al tratarse de un anglicismo. En las consultas realizadas por usuarios a este institución lo asemejan a un apartamento pero de características muy definidas como, por ejemplo, el hecho de constar de un único ambiente sin divisiones.

Es cierto que su definición puede resultar un tanto compleja pero si tuviéramos que definir un loft diríamos que es una vivienda creada en un espacio que originalmente fue concebido con fines industriales/comerciales y en el que destacan los espacios diáfanos sin zonas delimitadas, los techos altos y los grandes ventanales.

El origen del loft se remonta a finales de la década de los años 50 en Nueva York. Tras la Segunda Guerra Mundial se produjo el cierre de muchas fábricas por falta de producción o por el traslado a otras zonas del país que ofrecían condiciones más económicas.

En ese momento, numerosas instalaciones industriales comenzaron a quedar vacías y abandonadas, lo que unido al alto precio de los alquileres dio lugar a que esos espacios industriales se empezaran a reconvertir en viviendas. Muchos artistas y bohemios encontraban en estos espacios el lugar perfecto para vivir y trabajar a la vez, con estancias amplias, techos altos, mucha luz y precios de alquiler asequibles para sus inestables profesiones. ¿Qué más se podía pedir?

Y así es como se produce el nacimiento de los lofts como nuevo concepto de vivienda.

El hecho de ser utilizados sobre todo por profesionales libres, independientes y creativos hizo que en Europa se acogiera con admiración este tipo de viviendas, por lo que no tardaron en proliferar en ciudades como Londres, París y posteriormente Berlín o Barcelona.

En definitiva, lo que empezó siendo una necesidad inmobiliaria que además daba una segunda vida a las fábricas abandonas pasó a ser un símbolo de la vivienda cool y casi de alto standing en muchas ciudades.

Qué es un loft para considerarse como tal

Las características que hacen que una vivienda pueda entrar en la categoría de loft son:

– Espacios que originalmente fueron concebidos para otros usos distintos a vivienda (fábricas, almacenes, oficinas…) lo que les confiere unas peculiaridades que no tienen los pisos ordinarios, tales como la amplitud del espacio, la altitud de los techos o la presencia de grandes ventanales.

– Ausencia de tabiques y puertas internas (solo en el cuarto de baño por motivos obvios). En vez de encontrarnos con la típica separación por estancias como cocina, dormitorio, salón… un loft es un único gran espacio diáfano. Las pocas divisiones que existen son muy sutiles y se basan en columnas, bloques de cemento o puertas correderas que sirven más para estructurar el espacio que para dividirlo en estancias.

– Presencia de elementos industriales, lo que unido a sus altos techos y grandes ventanales dan lugar dan lugar a una estética muy urbana. Además, este tipo de viviendas suelen decorarse en un estilo más moderno y minimalista que contribuye a resaltar ese toque industrial con gran presencia de luz.

Hoy en día, nos encontramos con viviendas que son descritas como “tipo loft” para llamar la atención sobre pisos que en realidad de loft tiene poco. Porque un estudio de pocos metros cuadrados no es un loft por el hecho de ser un espacio diáfano. La dimensión del espacio, la amplitud de techos, la entrada de luz o el carácter lujoso es lo que debe estar presente para poder hablar de loft y no de estudio.

Y para crear este tipo de vivienda a partir de espacios industriales que requieren ser reconvertidos, lo mejor es ponerte en manos de un estudio de arquitectura como el nuestro. Nos encargamos de todo el proyectos, desde solicitar la licencia de obras en Barcelona hasta el último aplique de luz. Si has encontrado el espacio perfecto, cuéntanos tu idea y en Miguel Ángel Calvo la hacemos realidad.