Por cuestión de perdida de movilidad o accesibilidad; o por falta de espacio, una de las reformas interiores más frecuentes es la del baño, que incluye el cambio de bañera por plato de ducha.
En baños secundarios, en cuanto faltan los niños pequeños, y nos hacemos mayores, con la vida ajetreada cada vez son más contadas las veces que llenamos la bañera.
Con la retirada de la bañera, en espacio se gana bastante, y se reduce tiempo a la hora de limpiar. Los recibos de agua, gas y luz, también son menores, y la autonomia de pequeños y mayores se incrementa. Todo ello hace que junto al resto de reforma de la vivienda, se opte por dicho cambio de bañera por plato de ducha, como algo frecuente.
El Proceso de Obras es sencillo: Se anulan las instalaciones, y retiran griferías, antes de extraer la antigua bañera. Se preparan desagües, y sitúan válvulas sifónicas, situando el nuevo plato de ducha. Finalmente se reponen revestimientos de paredes y suelos.