Ir al contenido principal

¿Cada cuánto tiempo se debe rehabilitar la fachada y en base a qué criterios?

La fachada de un edificio está sometida a un desgaste constante. Su deterioro resulta inevitable con el paso del tiempo, dando lugar a problemas que van más allá de su dimensión estética. Porque una fachada deteriorada repercute de manera directa en la eficiencia energética, en el confort térmico y acústico y, en general, en el buen estado de un inmueble. Rehabilitarla no es algo opcional y siempre debe entenderse como una inversión y no como un gasto, como ya te hemos contado en este post.

Pero, ¿cada cuánto tiempo se debe rehabilitar la fachada de un edificio? Hoy vamos a intentar responder a esta cuestión y analizar los criterios que deben primar para hacerlo.

Tiempos para rehabilitar una fachada.

No existe una fórmula matemática para calcular cuándo se debe rehabilitar una fachada ya que depende de muchos aspectos. No se deteriorará al mismo ritmo una fachada construida con materiales de primera calidad y ubicada en un entorno limpio que una fachada hecha con materiales menos resistentes o sometida al impacto de la polución o de la salinidad que hay en los ambientes costeros.

No obstante, en términos generales, podríamos decir que resulta recomendable rehabilitar la fachada cada 25-30 años. Pasado este tiempo, lo normal es que la fachada presente un deterioro visible que se puede evidenciar en desconchones en la pintura, pero también en problemas estructurales que pueden poner en riesgo la estabilidad del inmueble. De ahí que un equipo de expertos debe valorar la situación y planificar una rehabilitación que tenga en cuenta ciertos criterios que ahora detallamos.

Criterios a seguir a la hora de rehabilitar una fachada.

Rehabilitar una fachada no consiste en darle una nueva capa de pintura que devuelva al exterior del inmueble el esplendor que ha perdido con el paso del tiempo. Se trata de renovar el exterior para garantizar una mayor calidad en el interior de las viviendas, de ahí que uno de los criterios en los que se debe poner el foco es el aislamiento térmico y acústico.

La fachada debe conseguir que las viviendas estén aisladas, secas y protegidas para que en ellas se alcance el confort térmico y acústico que se necesita en el día a día. Y además, también se debe renovar aquellos aspectos necesarios para garantizar que ese confort climático se alcance sin derrochar energía, algo que nos lleva a hablar del segundo criterio que debe tenerse en cuenta: la eficiencia energética.

Una fachada rehabilitada reduce el consumo energético en los hogares haciendo que sea menos necesario poner la calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano. Y esto se traduce en una reducción de la emisión de C02, lo que será aún más notable si en la rehabilitación se han instalado revestimientos con protección solar que reducen la acumulación de calor en el exterior, trasladándolo al interior en las temporadas de frío.

¿Ha llegado la hora de rehabilitar la fachada de tu edificio? Si es así, puedes contactar con nuestro estudio de arquitectura para que nos encarguemos de todo el proceso, incluida la solicitud de licencia de obras en Barcelona. Recuerda que rehabilitar es revalorizar tu vivienda y que una fachada renovada es sinónimo de ahorro energético y confort climático, además de seguridad en la estabilidad del edificio.